Un día como cactus. Por Alejandro Zambrano.
Hoy es otro día soleado en el desierto. El escarabajo
que vive bajo ese montón de rocas, ha venido misterioso, casi a la misma hora
que ayer y ha merodeado para ver cómo puede llegar a la hermosa flor que brotó
en mi cabeza hace poco.
Sin embargo, no ha podido con mis espinas. Le han
fastidiado y he reído sin que me escuche, al ver cómo se marchaba con sus patas
adoloridas.
El sol de mediodía, calienta esta seca tierra. La
arena a lo lejos parece querer contarme que pronto pasará un triste aventurero,
perdido en estas dunas, que querrá luchar con mis espinas para romper mis
verdes brazos y obtener líquido vital que le libre de una terrible muerte en
estas tierras.
Muchos lo han intentado ya, pocos lo lograron. Llevo
tanto tiempo plantado en esta árida tierra
que no me sorprendería en lo absoluto. Hombres, animales, el sol, la
arena y todas sus tormentas, han buscado pelear conmigo y ha sido en vano.
¿Cómo hacerle frente a quien todo lo aguanta y todo
lo resiste? A veces pienso que soy afortunado de estar aquí plantado. Tampoco
es sencillo, porque con los años, la soledad de esta inmensa nada, se vuelve tu
mejor amiga y te recuerda cada tanto lo afortunado que eres, al ser un grande y
verde cactus.
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