"Debut y Despedida" - Análisis de la Exposición de Marcos López. Autora: María, Martínez Nicolás.

Desde el  27 de febrero y hasta el 31 de Marzo, pudo visitarse en el centro cultural de Recoleta la exposición del  multidisciplinar artista Marcos López. En ella se muestra un gran número de obras del conocido fotógrafo además de incluir muchas otras, hasta ahora menos conocidas, ubicadas en el campo de la pintura, el videoarte, el dibujo y la intervención. 

Según comenta el propio artista en alguna de sus entrevistas,  Debut y Despedida tiene que ver con la intensidad, con los nervios del debut y el miedo de la despedida.  Afirma también que el exabrupto que es esta exposición es una mezcla de barroco, pop y psicodelia.

De lo que no cabe duda, es que López aprovecha el gran espacio expositivo hasta el último de sus rincones para invadir la sala con su propio imaginario.  Durante el recorrido, nos encontramos todas y cada una de las disciplinas que abarca el artista representadas de alguna manera, si bien la fotografía subyace en la mayoría de  sus trabajos.

No cabe duda que el artista encuentra su forma de comunicar a través de los rasgos más característicos del estilo Pop. Toma objetos, conceptos, personajes y referencias cotidianas para descontextualizarlas a su gusto y comunicar un mensaje.

Esta característica puede observarse tanto en la réplica del perro hinchable de Jeff Koons, hasta en las vitrinas que se ubican al principio del recorrido y que contienen bustos, imágenes e iconos propios de la  cultura latinoamericana.  Como él mismo ha comentado en alguna ocasión, traslada la artesanía popular a la situación museográfica actual, rompiendo con el concepto del artista genio.

Sin embargo, la pieza más espectacular de la exposición, situada a la entrada de la primera sala, no pertenece a las disciplinas tradicionales. Por el contrario,  se trata de una montaña gigante de unas 50 fotografías montadas con alambre y clavos.

No es simplemente el tamaño lo que impresiona de la pieza sino el carácter visual y conceptualmente transgresivo y en ocasiones casi hiriente para personalidades susceptibles,  la contundencia de la composición aparentemente aleatoria y el inevitable choque de sensaciones que supone intervenir una pieza con materiales fríos y semánticamente asociados al dolor como el alambre o los clavos.

Más modestamente, hay otra obra que no deja indiferente al visitante de la muestra, se trata de una vitrina de pequeños iconos  y santos populares , una colección personal comprada en América Latina  y que de nuevo remite a la idea de trasladar la artesanía al espacio museístico.  El artista se acerca mediante símbolos cercanos al espectador e interactúa con el desde la tradición, la historia y la religión.

Existe a lo largo de toda la exposición, cierto carácter infantil, que se acerca de alguna manera a la parte más inocente del proceso creativo, sobretodo en las obras intervenidas (carteles de exposiciones en diferentes museos) o en algunos de sus dibujos realizados a mano. En ellos, las formas se simplifican y exageran, casi a la manera picasiana, para potenciar ciertos rasgos que dan a las obras un significado mucho más fuerte.

A mi parecer, lo más interesante de la exposición es más la variedad de obras, técnicas, procesos y la enorme identificación con el espectador de a pie que el valor individual de muchas de las piezas. No por ello creo que deban menospreciarse las obras en particular, la muestra fotográfica es sensacional, no obstante, pienso que su trabajo con la cámara es el punto de atracción para la mayoría de los visitantes.  Por otra parte, me resulta muy interesante este tipo de muestra, ya que el artista prácticamente abre las puertas de su estudio para mostrar todo lo que sabe hacer de forma que es posible observar las ideas primeras, los bocetos,  los procesos y las conclusiones.

Se echa de menos algo más de muestra fotográfica, si bien es cierto que la muestra parece evitar caer “en lo de siempre” mi situación de inmigrante temporal me hace extrañar ver más fotografía del autor, la cual me atrajo no tan solo por su calidad técnica si no por su fuerte ironía y mensaje.

Afortunadamente, tuve la suerte de ver al  autor el día que visité la exposición, pudiendo constatar que no solo su obra se acerca al público y se identifica con él, el mismo artista trata de comunicarse con un lenguaje cercano,  siendo consciente de que sin el público la propia obra pierde todo su significado y como anécdota destacar la cercanía de López al intentar explicar una de sus obras más potentes a una señora que aparentemente se sintió muy ofendida.

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En definitiva, una exposición que vale la pena visitar, una muestra de lo que se ha denominado Pop Latinoamericano y que sumerge al espectador en un mundo de personajes inventados y propios y lo conecta directamente con la cultura latinoamericana y su gran riqueza visual.


Autora: María, Martínez Nicolás - España.
Introducción al Lenguaje Visual, materia electiva del Programa para Extranjeros.